Desde 1983, Peace Boat es una ONG, sin fines de lucro que organiza paseos y combina turismo con programas educativos y campañas para promover la paz, los derechos humanos y el desarrollo justo y sustentable. Por año realiza 3 tours de 110 días cada uno y uno de esos volvió a la Argentina después de 4 años. Para entender la envergadura, traía más de 900 pasajeros y 300 tripulantes; pasó por 17 países del hemisferio sur (Sudeste Asiático, África, América Latina e islas del Pacífico).
En nuestro país hubo viajeros que fueron a las Cataratas de Iguazú, además de la opción porteña. Por otro lado, el Peace Boat les brindó programas sociales, según nos contó Hiroshi “Leo” Kusafuka, coordinador internacional. Por ejemplo, tuvieron actividades de intercambio coordinadas por el Centro Nikkei Argentino y la Fundación Cultural Argentino Japonesa, clases de idioma castellano, un recorrido por las villas de emergencia, y una entrevista exclusiva con la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.
En el aspecto estrictamente ambiental, un grupo de turistas visitó la Reserva Ecológica Costanera Sur con integrantes locales de Amigos de la Tierra. También fue a la Ecovilla GAIA en Navarro (provincia de Buenos Aires) que produce sus propios alimentos sin químicos, construye sus casas en adobe y con baños secos, y utiliza únicamente energías limpias como la eólica, la solar y la derivada de la basura orgánica. En GAIA además hubo una jornada de debate con referentes nacionales y extranjeros sobre el impacto que tiene el cultivo de semillas modificadas genéticamente.
A su vez, 4 estudiantes de Brasil, Chile y Argentina fueron invitados a bordo desde Río de Janeiro (Brasil) hasta Valparaíso (Chile) para dar charlas sobre las fuentes de energía que hay en sus países y los planes riesgosos como por ejemplo las represas hidroeléctricas en la Patagonia, las centrales nucleares en Brasil y otras fuentes contaminantes en Latinoamérica.
Una curiosidad. ¡El armador del buque que utiliza Peace Boat es argentino! Tiene unos 500 camarotes, 3 piscinas, y numerosos restaurantes y salas de entretenimiento. En todo lugar, los residuos se clasifican para su posterior reciclaje en tierra y se insta a que los pasajeros no derrochen el agua ni la electricidad.
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