La mayor parte del territorio japonés suele tener veranos húmedos y calurosos, y encontramos costumbres japonesas que podríamos implementar en Buenos Aires, para pasar las olas de calor:
1. Mojar las veredas temprano en la mañana o en el anochecer para bajar la temperatura del suelo.
2. Llevar un pañuelo humedecido con agua fría, en el cuello
3. Usar sombrero, gorra o parasol.
4. Vestir ropa fresca y cómoda. Las ojotas o zoori son un claro ejemplo, y mejor si están hechas al modo tradicional, de paja de arroz (como el tatami), porque así permite que los pies respiren.
También está instalada la campaña “Cool Japan”, que lleva varios años y suma medidas puntuales para el trabajo y el hogar. Por ejemplo:
• Dejar el aire acondicionado en no menos de 24° C, o mejor utilizar ventiladores focalizados.
• Tener un uniforme de verano que sea más fresco y sin corbata.
• Utilizar artefactos de alta eficiencia energética: Los que dicen “A” son los mejores y “G” son los menos eficientes.
Siguiendo esta línea ecológica, también tenemos consejos de Japón para elegir los regalos para estas Fiestas. El problema nuclear con la central Fukushima Daiichi tiene que servirnos de lección. Es un tema complejo, serio y que no puede taparse con la noticia de que Tokyo será la sede olímpica para 2020. Hay muchos temas por resolver, no solo por la contaminación radiactiva sino por la reconstrucción y la contención social de los que debieron abandonar su hogar, los que perdieron a sus familias y los que tuvieron que empezar de cero.
Entonces, el mensaje es tener en cuenta que todos nuestros actos tienen un impacto en los demás, y que para hacer sentir bien a nuestros seres queridos no es necesario que los obsequios sean caros. Puede ser compartir una comida, agasajar y que por algo la palabra "brindis" tiene que ver con “brindar”, y que el “presente es un regalo”.
Puede ser algo elaborado por nosotros mismos, y mejor si es con materiales reutilizados o reciclados. Hay juguetes y accesorios japoneses que no necesitan pilas y apelan al ingenio, o nos conectan con materiales nobles como la madera, el papel, la piedra o la lana como en los muñecos tejidos al estilo nui-gurumi.
Y el último detalle, no por eso menos importante, es el envoltorio. Y aquí el furoshiki es un componente tradicional japonés, que evita el packaging descartable y transmite toda una dedicatoria al agasajado, de buen gusto y creatividad.
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