miércoles, 14 de mayo de 2014

Fukushima hoy: novedades y desafíos

El gobierno de la prefectura de Fukushima reanudó las becas para los descendientes que viven fuera de Japón, con el fin de continuar las relaciones internacionales y mostrar al mundo cómo está Fukushima hoy. Desde la Argentina viajaron en febrero, Ana Kanno y Santiago del Giudice que nos contaron cómo se está trabajando en los temas ambientales sobre refugiados, radiactividad y energía.

Becarios seleccionados en 2013 de Argentina, Brasil, Estados Unidos, Perú y República Dominicana, junto al gobernador de Fukushima (en el centro).

A tres años de la catástrofe, todavía cerca de 300.000 personas de la región de Tohoku están relocalizadas. De ellas, más de 1/3 son de Fukushima: unas 90.000 personas viven en casas temporarias y otras 40.000 viven en departamentos, cobrando un subsidio de la gobernación. También hay personas que se mudaron por su cuenta sin dejar datos de contacto con lo que no están recibiendo ningún tipo de ayuda gubernamental.

El tema es sensible porque no saben si podrán volver a sus casas. La película Ieji (imagen del poster), que se estrenó en marzo de manera comercial, en Japón retrata un poco este drama y despertó curiosidad también.

Es que el tema radiactivo es complejo. Por un lado, las tareas de reconstrucción y limpieza siguen adelante y de hecho genera muchas fuentes de empleo bien pagos pero de alto riesgo. El problema está de algún modo contenido y se toman muchas medidas de prevención como políticas de salud pública. Por ejemplo, en los espacios públicos hay carteles informativos que miden en tiempo real la cantidad de radiactividad que hay en el lugar. Se recomienda que los chicos no estén mucho tiempo al aire libre, se pide también baldear patios y veredas diariamente, realizar ejercicio, descansar bien y comer equilibradamente, sobre todo alimentos con calcio, yodo, potasio y zinc y los llamados quelantes como la soja, miso, algas marinas, semillas de girasol, manzanas y cereales que de la experiencia de Nagasaki y Hiroshima se comprobó que ayudan a purgar del cuerpo los elementos radiactivos.

Otro punto es el económico. Es importante recordar que Fukushima es la 3° prefectura más extensa de Japón, donde la actividad agrícola y pesquera tenía un peso importante en la economía regional. Hoy se mantienen estas actividades, con controles bromatológicos que se practican sobre los productos, uno por uno, antes de ser comercializados. Así por ejemplo en octubre pasado, en Londres en un Japan Matsuri se vendió arroz de Fukushima demostrando su pureza y calidad.

El tercer punto tiene que ver con la energía, otra actividad que representaba fuertes ingresos para la economía regional. La central nuclear Fukushima Daiichi era la más potente de Japón y todo lo que generaba era prácticamente para la gran metrópolis de Tokyo.

Desde la catástrofe, los paneles solares se hicieron más masivos y el gobierno de Fukushima está instalando generadores eólicos offshore y otras fuentes de energía renovable pero también está estudiando dos propuestas polémicas: una es construir otra central nuclear cerca de la siniestrada y la otra es aprovechar la energía geotérmica o hidroeléctrica, lo que podría afectar otro sector económico importante en la zona que es el turismo termal. Es decir, se empieza a discutir si es necesario producir energía para otros y en caso afirmativo, considerar también qué costo ambiental y social están dispuestos a pagar por ello.

En este sentido, como dice el lema, Fukushima kara Hajimeyou!, empezar por Fukushima puede ser un verdadero cambio.

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