miércoles, 20 de abril de 2016

La agricultura después de la contaminación radiactiva

El gobierno de Fukushima desarrolla distintas iniciativas para recuperar el prestigio que tenía antes del gran terremoto y tsunami de 2011, como productora de alimentos de calidad. La noticia denota el esfuerzo mancomunado e insiste en el mensaje "mejor prevenir que curar" tras los fuertes sismos de la semana pasada que tuvieron epicentro en Kumamoto, donde funciona la única central nuclear activa en Japón.

Las medidas se coordinan con los gobiernos municipales, la universidad provincial y los productores agrarios, con el apoyo de la Agencia para la Reconstrucción de Tohoku. Los trabajos abarcan tres ejes: descontaminar el suelo, cultivar de manera controlada y examinar cada producto antes de su comercialización.

Así, primero miden constantemente la radiactividad en el suelo, remueven la capa superficial de la tierra, limpian los árboles con hidrolavadoras y utilizan fertilizantes a base de potasio y otros componentes que hacen que las plantas no absorban los contaminantes a través de las raíces.

A partir de esos controles iniciales, se hace un planeamiento territorial donde los productores agrarios deciden en asamblea qué y dónde cultivar. También, hay desarrollos pilotos de cultivos sin tierra, con la técnica de hidroponia y en invernaderos altamente tecnologizados.

Controles en cada paquete de arroz.
Luego de la cosecha, cada lote empaquetado atraviesa un sistema de control exhaustivo que exige los estándares de radiactividad más altos del mundo. Cada unidad aprobada tiene un código QR que el consumidor puede leer con el celular y saber así el origen y el trazado del producto.

Todas estas medidas de seguridad garantizan la inocuidad de los alimentos producidos en Fukushima. Incluso, el arroz orgánico y el sake que se producen allí tienen reconocimiento internacional y nacional por su sabor y su calidad nutricional. Sin embargo, todos los esfuerzos técnicos, productivos, económicos y comunicacionales aspiran a recuperar algo más difícil y no por eso menos importante, que es la confianza en los alimentos.

Esta estrategia no solo apunta a revitalizar la prefectura afectada sino también a la región de Tohoku y al propio gobierno de Japón, que busca diferenciarse del fantasma de Chernobyl que cumple 30 años y se prepara para recibir al G7 con la bandera por un mundo libre de armas nucleares.

Fotos: gentileza de Fukushima Kenjinkai Argentina.

Ver también:
Se renueva el riesgo nuclear en Japón (ComAmbiental. 21/4/2016)
Highlighting Japan. (Marzo 2016).

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